Mi abuelo vivía en un rancho pequeño. Al fondo del mismo, el silo metálico donde guardaba maíz, rozaba el vientre del techo; a la par, una pequeña tarima que cubría el suelo, servía de bodega a mil y una cosas: palas, sacos, fumigadoras, recipientes plásticos, cubetas y algún machete. En la parte central, a la derecha, frente al silo, descansaba su cama sobre cuatro alzas de madera que la elevaban más allá de lo normal, sobre ella caía un mosquitero que le daba un aspecto tétrico al espacio que lo rodeaba; bajo la cama se escondía un cofre donde el anciano guardaba su ropa y sus cosas valiosas, y a su lado, siguiendo la línea imaginaria del centro, prorrumpía una pequeña mesa de madera oscura, muy antigua, que era asistida por nada más que dos sillas, tan maltrechas como ella misma; sobre esa mesa, infaltables, una lata de leche en polvo, un frasco de café instantáneo con otro idéntico, lleno de azúcar, y un par de pocillos viejos.
En la entrada, sobre un tablón que se alzaba a la altura de medio cuerpo, estaba anclado un pequeño molino y en su derredor, desordenando la superficie, granos de maíz dispersos por todos lados, y el guacal de morro con que, don Braulio Peláez, alimentaba a sus gallinas. A un lado estaba la cocina de leña, nada sofisticada: unos cuantos ladrillos unidos con mortero de cal, una plancha metálica -que alguna vez fue parte de un viejo tractor-, y una pequeña parrilla sobre la que vivía esclavizada, tiznada y desfigurada, una pobre jarilla de peltre.
Desde la mitad del techo, un tapesco y una jícara colgaban alegres; al costado, frente a la hamaca de pita, asomaba una estantería de tablas donde permanecían una escopeta y un radio antiguo que, conectado al cielo por un hilito de cobre, recibía señales de todas partes del mundo. Lo demás eran libros con lomos de mil colores, en los que estaban atrapados los pensamientos y la creación de cientos de autores... Y esperándolo sobre una mesita, a un lado de la hamaca, su libro preferido (Rimas de Gustavo Adolfo Bécqer), sus gafas de lectura y su tabaco.
No he encontrado mejor forma de resumir a mi abuelo que describir el espacio que consumía, y enumerar las cosas que poseía... Porque también eran su vida.
33 comentarios - Escribe aquí tu comentario
me has deleitado amigo un beso enorme de manoly
empece la mañana en tu blog, genial
besos mapache te dejo cafe para cuando despiertes
jiji
Tu abuelo seguro era un hombre especial, necesitaba muy poco, seguro era feliz y un ejemplo a seguir.
Un besito Mapachín, por varias circunstancias he permanecido alejada de estas arenas durante un tiempo, ahora que he vuelto me doy más cuenta de todo lo que os he echado de menos.
Muchos más besitos.
y que bonito lo haces Mapache... eres un maestro de las palabras. Y el libro, pues también uno de mis favoritos.
Besossssssss
Preciosos y entrañables recuerdos. Contados con una secincillez llena de elegancia.
un abrazo
ENTRAÑABLES RECUERDOS DE QUIÉN TE QUISO CON LOCURA, UN CARIÑOSO HOMENAJE A TU QUERIDO ABUELO, UNA PERSONA ESPECIAL PARA TI POR EL CARIÑO DE TUS PALABRAS HACIA ÉL.
UN MILLÓN DE BESOS MAPACHE.
Maravillosa prosa y la recreacion del detalle.
A veces he pensado que tu te llamas gustavo adolfo por el poeta sevillano, y ahora que lo mencionas, por tu abuelo, me parece que me une mas a el y a ti, pues es un poeta estimado y nacido aqui en mi ciudad.
Probablemente lo mejor que define a un hombre es:
- Los espacios que ha habitado
- Los amigos que ha tenido
- Las mujeres (u hombres) a los que ha amado.
- Los libros que ha leído
Ha sido un placer conocer a tu abuelo.
Saludos.
Me alegra que mi texto te haya deleitado, Manoly... Yo me he deleitado muchas veces leyéndote, aunque sin dejar rastros. y creo que va llegando el momento de cambiar eso y empezar a comentar tu poesía.
UN BESO.
Un hermoso homenaje a tu abuelo y como siempre un placer leerte.
Un abrazo.
Gracias GUAPA (tu siempre tan especial)... ya desperté varias veces desde que dejaste el comentario... así que mejor me voy a buscar café calientito a tu casa.
BESOS
Precioso texto y gran poder descriptivo el de tus palabras. Estupendo blog para comenzar esta calurosa tarde de trabajo.
Mil besos, te felicito por tu modo de escribir.
Hola, querida Noviembre... Igual te hemos echado de menos todos nosotros a ti.
Pues mi abuelo a pesar de que se impuso una vida tan austera. era un hombre al que yo admiraba por buscar la felicidad en dónde muy pocos la buscan... donde verdaderamente está.
UN BESO GUAPA. No te pierdas de nuevo.
Hola, querida Noviembre... Igual te hemos echado de menos todos nosotros a ti.
Pues mi abuelo a pesar de que se impuso una vida tan austera. era un hombre al que yo admiraba por buscar la felicidad en dónde muy pocos la buscan... donde verdaderamente está.
UN BESO GUAPA. No te pierdas de nuevo.
Muchas gracias Violette. Me he puesto colorado... jajaja
UN BESO
Muchas gracias, Vagabunda.... Cuánto tiempo.... Un placer recibir tu visita y tu comentario
BESOS
Pues la verdad no sé si mi abuelo me amaba con locura.... pero amor de abuelo si había.
Muchas gracias, querida Victoria
UN BESO
Pues la verdad no sé si mi abuelo me amaba con locura.... pero amor de abuelo si había.
Muchas gracias, querida Victoria
UN BESO
Me ha parecido increíble que hayas adivinado que fue por los poemas de Becqer que mis padres me pusieron Gustavo Adolfo.... Hasta hoy, nadie se la había imaginado... Si te gusta ese género literario, Becqer es INISPENSABLE.
UN BESO
Me ha parecido increíble que hayas adivinado que fue por los poemas de Becqer que mis padres me pusieron Gustavo Adolfo.... Hasta hoy, nadie se la había imaginado... Si te gusta ese género literario, Becqer es INISPENSABLE.
UN BESO
Eres único describiendo querido Mapache. Has conseguido que me pierda entre tanto artilugio antiguo, huela hasta el paquete de café y sienta ternura y deseo de sentarme a los piés de tu abuelo para pedirle que me lea algún poema de Bécquer. Tuvo que ser alguien muy especial. Un abrazo
En eso llevas razón, Rubén. Esas propiedades, relaciones y preferencias hablan mucho de nosotros. Lo que tienes, lo que amas, lo que lees.
Muchas gracias, querido amigo
UN ABRAZO
Muchas gracias Revangel... el placer es todo mio, porque tenerte de visita por esta casa es un gustazo.
BESOS
Muchas gracias Lauri... Qué halagos tan sabrosos.
UN BESO PARA TI
Hola Erato...Qué comentario tan bonito me has dejado... Pues mi abuelo era así... como sus cosas, una mezcla de rusticidad y finura.
Un gran placer recibir tu visita en esta casa.
BESOS
Así que Gustavo Adolfo por Becquer... caray, mapi, que bonita curiosidad la de tu nombre. Coincido contigo en que es indispensable, fue de mis primeras lecturas, de bien pequeña; de esa época viene mi amor por la poesía.
Respecto al resumen de tu abuelo, visto a través de su entorno mas íntimo, me encanta. Una persona sencilla, práctica, trabajadora, un tanto peculiar. Su lectura favorita le da el toque de sentimiento hermoso a la estancia un tanto adusta.
Igual no he acertado en nada, pero es bonito este ejercicio de conocer a alguien por lo que le envuelve, yo lo hago en ILUSIONES, en una manera muy limitada, claro, pero creo que si fuéramos mas observadores aprenderíamos mucho de los demás.
Besos, mapi estimado
Hola querida amiga: Sabes, con respecto a cómo era mi abuelo, has acertado en todo menos en una cosa: el viejo vivía de sus rentas y el único trabajo que hacía era alimentar a sus animales y cuidar de la gran cantidad de árboles frutales que rodeaban su pequeño rancho. Ese ranchito quedaba a unos pocos metros de un río.... y a una legua (cuatro kilómetros) de la orilla del mar. Desde su hamaca podían verse sus tierras, que eran totalmente planas, muy bajas, húmedas y sumamente fértiles, la brisa del mar llegaba hasta su humilde morada, haciendo el lugar aún más idílico.... pero la austeridad en que el viejo vivía era auto impuesta, le gustaba vivir de esa manera y eso nadie de la familia lo entendía... Yo sí, porque cuando lo visitaba disfrutaba mucho de su forma de vida.
Me ha encantado tu comentario, porque al leerlo puedo darme cuenta de que el mensaje que está implícito en mis letras te ha llegado.
BESOS
Ellos, como siempre, tan lindos. A mi me encanta recordar historias de mis padres, de mis abuelos - los que no conocí, pero me las contaban - y claro entraba mi a imaginar.
Gracias amigo Gustavo. Me encantó leerte.
Así es, querida amiga. Las historias de nuestros viejos... nunca bien ponderadas, pero hermosas. Yo tuve la inmensa fortuna de conocer y compartir parte de mi vida con todos mis abuelos biológicos... y también con un abuelastro que fue más que un abuelo para mi. Y si te contara que también conocí a mi bisabuela (quien, incluso llegó a cargar a mi primer hijo... su tataranieto)
De mis abuelos podría escribir un libro de cada uno de ellos...quizá me anime un día de estos.
Muchas gracias, Luz Marina,
UN BESO
Tienes algo que siempre me llega.
Y no creo ser la única.
Tus escritos son tan personales, te desnudas de una manera tan encantadora, que quien te lee se envuelve en la trama enseguida.
No hace falta buscar historias espectaculares para atrapar al lector. La vida cotidiana puede ser también de lo mas interesante.
Y tus relatos son un ejemplo de ello.
Besos, amigo
Muchas gracias Dama... Te cuento que eso de que me "desnudo" cuando escribo ya me lo han dicho... y te daré la misma respuesta que siempre doy..."es que tengo alma de srtreaper" ;-)
Tus palabras me llegan al alma
UN BESO
acabas de describir el típico granero de rancho, me trae recuerdos de mis vacaciones de verano en una granja de una tía de mi padre, corriendo en el tapanco, volando sobre el maíz desgranado, pinchando vacas y haciendo renegar al vaquero, paseos por el cerro y baños en el rio.
Saludos
Me alegra haberte llevado a la dimensión de los recuerdos gratos.
UN ABRAZO
